Be Plastic Brain My Friend. Te damos cinco ejercicios para entrenar tu mente a diario y mejorar la plasticidad cerebral.
¿Cómo funciona nuestro cerebro y qué límites tiene?
Nuestro cerebro representa una pequeña parte de nuestro cuerpo a nivel fisiológico, representando solo el 2% de nuestra masa corporal. ¿Significa esto que no tengamos que ejercitar este órgano como sí lo hacemos con los músculos o las articulaciones? Ni mucho menos. La actividad del cerebro no hace justicia a su tamaño, consumiendo 10 veces más energía que cualquier otro órgano de su tamaño. Es por ello que necesitamos nutrirlo con el 25% de la glucosa que ingerimos cada día, además de requerir el 20% de nuestro oxígeno.
Como vemos, nuestra mente es un sistema complejo y delicado que requiere una considerable cantidad de recursos sabiendo que gasta el 80% de su energía en suprimir señales. Pero, ¿acaso no tiene límite nuestro cerebro? La respuesta a esta pregunta puede ser ambigua: sí que existen límites, tanto de capacidad como de longevidad del órgano, pero a su vez está diseñado para cambiar, es plástico. A esta capacidad de nuestra mente de superar las limitaciones del genoma y de adaptarse a los rápidos cambios del mundo que habitamos se le llama “plasticidad cerebral”. Esta nos ha permitido evolucionar y llegar al progreso humano que conocemos hoy en día.
ESTOS SON LOS CINCO EJERCICIOS PARA ENTRENAR LA MENTE QUE TE RECOMENDAMOS DESDE AUT SPAIN.
¿De dónde sale la plasticidad cerebral y para qué nos sirve?
Fue el psicólogo William James uno de los primeros en traer este concepto desde 1890. Otro referente en la materia, Ramón y Cajal, hablaba en 1904 de la “textura del sistema nervioso”, haciendo referencia a cómo los mecanismos de plasticidad cerebral facilitan la formación de nuevas ramificaciones en el cerebro, el crecimiento progresivo de la arborización dentrítica y terminaciones nerviosas. Más recientemente, Álvaro Pascual-Leone (Harvard), llegó a la conclusión de que la plasticidad cerebral tiene dos fases: una fase rápida en la que el cerebro aprovecha las conexiones neuronales existentes y otra más lenta en la que se crean nuevas conexiones. Pero no solo hemos aprendido mucho sobre los mecanismos de nuestra mente en los últimos 100 años, sino que también han surgido nuevos retos dispuestos a ponerlo a prueba: la longevidad del ser humano.
Actualmente vivimos un tiempo regalado. Evolutivamente, estamos diseñados para mantener plenas nuestras funciones hasta la procreación, de unos 20 hasta 30 años como mucho. Si ahora estamos viviendo hasta los 90 años, nuestro cerebro debe optar por nuevas estrategias para seguir manteniendo activo nuestro organismo. Lo cierto es que en el mundo que vivimos, 1 de cada 3 personas de 85 años padece alzheimer. Pero esta decadencia cognitiva tiene su correspondiente evolución:
- Formación cognitiva: Durante la infancia, somos esponjas, máquinas de aprender a base de la imitación. Llegando a la adolescencia, comenzamos a extrapolar y sacar nuestras propias conclusiones.
- Desarrollo cognitivo: De los 20 a los 40 años, tenemos la capacidad de solucionar problemas, razonar, procesar, controlar emociones, recordar…
- Estancamiento cognitivo: Pasados los 40 años y hasta los 60, nos convertimos en máquinas de almacenar datos y conocimientos generales, un rico vocabulario y llegamos al auge de nuestra comprensión.
- Decadencia cognitiva: A partir de los 60 años, perdemos el cálculo inmediato, nos cuesta acceder a nuestros datos almacenados, somos más precavidos y menos vergonzosos para preguntar.
Por lo tanto, en esta era de progreso y evolución rápida del ser humano entra en juego nuestra plasticidad cerebral y nuestra capacidad para “ejercitarla” a diario, logrando aumentar nuestra reserva cognitiva. El objetivo, lograr vivir más años en un cuerpo sano pero también con una mente despierta para afrontar en buenas condiciones cognitivas esos últimos años de vida.
«De aquí, que la plasticidad cerebral sea uno de los pilares metodológicos de AUT Spain.»